Se cuenta de un rey que un día decidió tener un heredero, así que los meses posteriores a su decisión los dedicó a la búsqueda de la mujer perfecta para tal encargo. Conoció a una joven en la que identificó lo necesario para ser la madre de un príncipe. Cierta vez realizando los preparativos para la boda, la mujer escuchó una conversación:
– Bella es, pero ¿qué más habéosle visto que os has enamorado?
– ¿Enamorado? No, eso no querido amigo; lo que me interesa es que me de un hijo – contestó el rey
La joven corrió lejos del castillo con todo el desencanto que es posible arrastrar; en su camino encontró a una anciana que la consoló y le obsequió un menjurje que cambiaría su vida, siempre y cuando lo tomará diario hasta el día de su boda.
Llegó la noche de bodas, y mientras el rey besaba los suaves labios y probaba la dulce piel de su esposa, se empezó a transformar en una cansada anciana de piel cuarteada; en tanto, la joven adquiría la forma de él. Fue en ese momento, que aquella mujer se convirtió en la Reina, bajo la figura de su amado rey.
*Participante en el