Dudosa seducción

peter-dazeley

 

Es una boquita encantadora. Pequeña, carnosa, con ese corazón tan bien formado en su parte superior. He de reconocer que me dedique a obsérvala desde que la vi hacer ese pequeño agujerito entre los dos labios, tan seductor, como sorbiendo de un popote imaginario,

 

Se balancea con gracia cuando pronuncia palabras; mantiene un ligero y gracioso tic que hace que se mueva hacia la derecha con una simpatía que hechiza; te mantiene al pendiente de su siguiente acción.

 

Finalizada tan concienzuda investigación, me percaté de un pequeño detalle que se había escapado en el análisis… Mi interlocutor es ¡Una mujer! En cuestión de segundos tuve que definir lo que pasaba: o estaba cambiando de preferencias sexuales o había sido un lapsus causado por la fascinación de boca tan coqueta.

 

Llegué a la conclusión de que había sido un momentáneo “resbalón”. Pero aún sigo pensando que esa, esa ha sido la boquita más bonita que me ha tocado ver…

Virginidad

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        –          Recuéstate – dijo él

          ¿Duele? – preguntó mientras presionaba

          No – dije entre ruidos que sólo él entendía

 

De virginidad presumía ufanamente. Nadie la había profanado. Pero ahí donde antes había flores, ahora hay leves pero terribles manchitas negras.

 

          Necesitas anestesia o dolerá – comentó

 

La lidocaína empezaba a hacer efecto, cuando el primer piquete penetró. El dolor fue agudo y a ese instante le siguieron muchos más. Una escurridiza lágrima escapó del ojo con rumbo de la sien.

 

          Duele – musité con mi ahora bembona boca

          Sólo el piquete – me sonrió él

 

El tan temido taladro empezó su trabajo. No había dolor, la anestesia era un éxito.  Los nervios de primeriza me abandonaban, respiré y cerré los ojos, Mozart sonaba a lo lejos. Un extraño aroma, se percibía ¿Qué era?

 

Tardé un poco descubrir el olor de hueso cercenado, salí del letargo y una nubecita de partículas se dispersaba en el aire. Ahí iba una parte de mí.

Al final del día, sólo quedaban los dolores del manoseo impúdico que arrancó las flores.

Crisálida

Smith Collection


Llevo tú nombre en mi boca,

lo pronuncio porque lo necesito,

necesito sentirte junto a mi

para poder respirar.

 

Mis palabras se vuelven mariposas
que vuelan a ti, llevando mis besos.