Es una boquita encantadora. Pequeña, carnosa, con ese corazón tan bien formado en su parte superior. He de reconocer que me dedique a obsérvala desde que la vi hacer ese pequeño agujerito entre los dos labios, tan seductor, como sorbiendo de un popote imaginario,
Se balancea con gracia cuando pronuncia palabras; mantiene un ligero y gracioso tic que hace que se mueva hacia la derecha con una simpatía que hechiza; te mantiene al pendiente de su siguiente acción.
Finalizada tan concienzuda investigación, me percaté de un pequeño detalle que se había escapado en el análisis… Mi interlocutor es ¡Una mujer! En cuestión de segundos tuve que definir lo que pasaba: o estaba cambiando de preferencias sexuales o había sido un lapsus causado por la fascinación de boca tan coqueta.
Llegué a la conclusión de que había sido un momentáneo “resbalón”. Pero aún sigo pensando que esa, esa ha sido la boquita más bonita que me ha tocado ver…