1, 2, 3 por mí…
y porque el desorden de los factores
alteren el producto
Un
aviso
de
la
naturaleza (padre, no puede ser madre, siendo tan misógina):
¡Canas! El reloj biológico sigue su marcha,
¿será la aparición de alguna sapiencia (creo, espero)?
Un
acertijo
neuronal:
cansancio de pensar (lo impensable a veces),
respuestas ignoradas de mi vida;
las obtengo ¡Al fin!
Recursividad. Surgen nuevas preguntas.
Necedad. Debo (me obligo a) contestarlas.
Una
duda
pasional (¿amorosa?):
¿Amante? ¿amigo? ¿pareja?
No ha llegado alguno, aún
Certeza. Lo quiero todo (¿se puede?¿existe?).
Un
aprendizaje:
No puedo tenerlo todo en la vida,
al menos no al mismo tiempo,
disfruta lo que tengas (y lo que haya que disfrutar).
Una
resolución (aguda, es más cerrada):
leer, escribir y vivir (lo que haya que vivir),
seguir a libro abierto, aprender (lo que haya que aprender)
esperando (¿o buscando?) que las dudas neuronales y pasionales se resuelvan;
entre chorros de tinta (¿o ahogada en teclas?).
Un
consuelo (¿será?):
escuchar a Dios (cuando me conviene).
Una
de
muchas
conclusiones:
en un año cambiamos y algunos quizá…
lo hacemos para mejorar.
Un
abrazo
amoroso
para
Sayil